En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de
la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los
entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te
agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y
nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno,
sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para
vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mt.11.25.30
5 oct 2015
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