Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me
hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús,
a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies;
porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro
y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me
apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás
a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de
pecados y herencia entre los santificados.
Hch.2614.18
Imprimir
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario