El Dios que hizo el mundo
y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la
tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni
es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo;
pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para
que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado
el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para
que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan
hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como
algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque
linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos
pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra,
escultura de arte y de imaginación de hombres.
Hch.17.24.29
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