Cuidémonos de los ídolos que creamos en nuestras vidas, que no ocupen el lugar del Señor, ni imágenes ni dinero, ni hombres son más que nuestra fe en Dios a través de nuestro Señor Jesucristo, que nada nos desvíe de ese camino; sin olvidar que la oración, el agradecimiento y las obras de fe son lo que agradan a Dios.
Dios no necesita intérpretes, ni intermediarios, solamente que creamos en su hijo Jesús y que a través de él nos acerquemos al reino de Dios.
Un único mandamiento nos ha dejado Jesús y es el de amar a nuestro prójimo como amamos a Dios y a nosotros mismos.
Que Dios te Bendiga
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