Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la
victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los
cielos y en la tierra son tuyas.
Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.
Las riquezas y la gloria proceden
de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el
poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo,
para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes?
Pues todo es tuyo, y
de lo recibido de tu mano te damos.
Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de
ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra,
cual sombra que no dura.
Oh Jehová Dios nuestro, toda esta
abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo
nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.
Yo sé, Dios mío, que
tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso
yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido
todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido
aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.
Jehová, Dios de
Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente
esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina
su corazón a ti.
1Cr. 29.11.18
Agradecer a Dios por lo que somos y lo que tenemos es reconocer que sin él no somos, y no tenemos, entender que las poseciones o la bonanza en nuestras vids son gracias a DIos y que de él son todas las cosas, es entender que nada podemos darle, ni ofrecer salvo de aquello de lo que él nos ha dado. Ofrecer a Dios es demostracion de amor y de fe, no de opulencia o desapego; la humildad del niño que comparte con el padre el dulce que éste acaba de darle.
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