sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme
a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que
a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto
es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a
los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó,
a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó;
y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él
todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios
es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el
que murió; más aun, el que también resucitó, el que además
está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo
el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes,
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna
otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús Señor nuestro.
Ro.8.27.39
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