que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que
come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que
no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque
ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el
Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos,
del Señor somos.
Ro.14.6.8
porque el reino de Dios no es comida ni bebida,
sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Ro.14.17
De manera que cada uno de
nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos
más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner
tropiezo u ocasión de caer al hermano.
Ro.14.12.13
Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los
hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la
mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa
de la comida.Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es
malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come.
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu
hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. ¿Tienes tú fe?
Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no
se condena a sí mismo en lo que aprueba.
Ro.14.18.23
Cuando uno obra y vive a través de la fe que tiene en Jesucristo, nada es malo, porque andamos protegidos y seguimos fielmente los mandatos de Jesús. Y cuando hablamos de cosas malas o buenas siempre es referido a lo que obremos con fe, que sirva para agradar a Dios y no a los hombres; para servir a Cristo y no a nosotros mismos; para sostener al débil y edificar al hermano. Nuestras decisiones son a través de Jesús, y el camino que elegimos no es un camino pesado ni hostil, porque es la fe la que nos mueve, así que toda decisión tomada debe ser en pos de seguir a Cristo de la manera más sana posibles porque así combatimos mejor los males de este mundo y andamos más ligeros. Pero esto no nos da derecho a juzgar a nuestros hermanos porque ellos elijas otras formas se seguir a Cristo. Mas bien deberíamos tratar de abrir nuestro corazón aún más para comprender y orar para que ellos sigan siendo nuestros hermanos en la fe que nos iguala a pesar de nuestras diferencias.
Que Dios Te Bendiga
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