18 jun 2014
Si alguno viene a mí
Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Lc.14.26.27
Jesús me pide que abandone todas mis ataduras al mundo, las afectivas por sobre todas las cosas; esta palabra no quiere que yo deje de amar a mis seres queridos para seguirlo, esto estaría en contradiccion con el mandamiento de honrarás a tu padre y madre, las ataduras afectivas al mundo son aquellas que no nos dejan ver el camino hacia el Señor. Amar, pero amar con amor verdadero, sin poseciones ni requerimientos; es como debemos amar a nuestro prójimo y seres queridos. Jesús nos pide que pongamos por sobre nuestras cabezas el amor supremo y la verdad; que es por sobre cualquier creencia de amor que el mundo nos ha enseñado.
Amando así al Señor por sobre todas las cosas es como aprendemos a amar a las personas que nos rodean, con un vínculo mayor al anterior, con verdaderos valores y respeto hacia los otros como a verdaderos hermanos. Romper con los hábitos del mundo, creyendo que el buen amor es pocesivo, celoso, mezquino, controlador, sobreprotector etc., es el trabajo que nos manda hacer. Cargar con nuestro temores, nuestras angustias y nuestros pesares por romper con todo esto, y dejar que Jesús lleve nuestra carga es convertirnos en discípulos del Hijo para llegar al Padre.
Imprimir
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario