a los intérpretes de la ley y a los fariseo, diciendo:¿es lícito sanar en el día de reposo?
Mas ellos callaron. Y él tomándole, le sanó y le despidió.
Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su azno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?
Lc.14.3.5
Muchas veces creemos ser salvos siguiendo las reglas a puntillas y resulta que en nuestro afán por seguir a Dios nos olvidamos de sus primeros mandamientos, el de amar a Dios por sobre todo y el de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por eso cuando alguien sufre y necesita de nosotros lo más importante es acudir a él como lo haría Jesús y sanarlo; cuidarlo y tratar de acercarlo a Dios, aunque en ese trámite parezca que nos apartamos de las leyes divinas. confiar en nuestro corazón y obrar según Jesús nos enseña, nunca va estar alejado de Dios.
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29 may 2014
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