Líbrame, oh Jehová, del hombre malo;
Guárdame de hombres violentos,
Los cuales maquinan males en el corazón,
Cada día urden contiendas.
Aguzaron su lengua como la serpiente;
Veneno de áspid hay debajo sus labios.
Guárdame, oh Jehová, de manos del impío;
Líbrame del hombres injuriosos,
Que han pensado trastornar mis pasos.
Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios;
Han tendido red junto a la senda;
Me han puesto lazos.
He dicho a Jehová: Dios mío eres tú;
Escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.
Jehová Señor, potente salvador mío,
Tu pusiste a cubierto mi cabeza en el día de la batalla.
No concedas, oh Jehová, al impío sus deseos;
No saque adelante su pensamiento, para que no se ensoberbezca.
En cuanto a los que por todas partes me rodean,
La maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza.
Caerán sobre ellos brazas;
Serán echados en el fuego,
En abismos profundos de donde no salgan.
El hombre deslenguado no será firme en la tierra;
El mal cazará al hombre injusto para derribarle.
Yo se que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido,
Y el derecho de los necesitados.
Ciertamente los justos alabarán tu nombre;
Los rectos morarán en tu presencia.
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